¿Qué es una Doula?
Cuando me preguntan qué hace una doula se me aparece en mi cabeza muchas respuestas. Sólo puedo explicar qué hago yo como tal. Ser doula es para mí acompañar a las mujeres en la búsqueda de un embarazo, en la gestación, postparto y puerperio. Elijo acompañar estos procesos desde lo que siento y desde mi experiencia desde lo profesional y sobre todo, como madre.
Hay muchas doulas que acompañan el momento del parto, incluso en eso están enfocadas las formaciones que hay. Yo, particularmente, sólo he acompañado un parto, de una gran amiga, a pedido personal de ella y “sacándome la presión” de que más allá de mí, había otra doula paga. Porque estar en el momento de umbral entre la vida y la muerte es una gran responsabilidad y, sobre todo, un momento de intimidad que, desde mi sentir, es un momento para estar en tríada: la parturienta, la pareja y/o acompañante y la panza. Ya lo sentía desde esta manera desde antes de ser madre y después de vivir el proceso de nacimiento lo corroboré aún más. Creo que todos los recursos que se pueden sumar y aprender son previos a ese momento, que la gestación puede ser un gran momento de aprendizaje del cuerpo y las emociones si así lo deseamos. Conocer el cuerpo, sentirlo, tocarlo, aprender de sus ritmos y cambios en un proceso que está en plena transformación. Animarse a desplegar los miedos, habilitarnos a sentir lo que sea. Todo lo que podamos resolver es previo al nacimiento. El momento de dar a luz no es momento para resolver nada, por el contrario, es el momento de soltar, poner el cuerpo y también dejar que esa vida que está naciendo llegue al mundo como elija llegar. Hay una parte que no depende de nosotrxs. Eso también es un aprendizaje. Esa vida ya viene a enseñarnos a liberar el control y las expectativas de lo que nosotrxs deseamos. Llega con una nueva energía, como unx gran maestrx.
Por eso elijo acompañar el proceso de gestación facilitando todos los recursos que estén a mi alcance, desde el cuerpo, la emoción y el espíritu. Desde el Yoga, la eutonía, la conciencia corporal, la astrología, la comunicación y la información que pueda compartir. Siempre desde lo que esa mujer y familia desee y elija, acompañando su proceso, liberando mis deseos. Intentando juzgar menos y abrazar menos, hablar menos y dejar para ellxs la posibilidad de expresarse. Esa es mi manera de acompañar el proceso de gestación.
Generando una red para sostener en el posparto, apoyando la lactancia materna si así la mujer lo desea, contactándola con otras profesionales que son excelentes en sus tareas como es la puericultura. Y recordándole que acá estamos para acompañar en tribu, para compartir lo vivido y transitar el presente juntxs, para volver a mover el cuerpo con los bebés a través del yoga y la danza, para seguir hablando de tetas y de la crianza. Para habilitarnos las contradicciones que trae la mapaternidad. Para abrazar cuando queremos llorar, para sonreír cuando todo se torna tan bizarro que la única salida es el humor.
Hay muchas doulas que acompañan el momento del parto, incluso en eso están enfocadas las formaciones que hay. Yo, particularmente, sólo he acompañado un parto, de una gran amiga, a pedido personal de ella y “sacándome la presión” de que más allá de mí, había otra doula paga. Porque estar en el momento de umbral entre la vida y la muerte es una gran responsabilidad y, sobre todo, un momento de intimidad que, desde mi sentir, es un momento para estar en tríada: la parturienta, la pareja y/o acompañante y la panza. Ya lo sentía desde esta manera desde antes de ser madre y después de vivir el proceso de nacimiento lo corroboré aún más. Creo que todos los recursos que se pueden sumar y aprender son previos a ese momento, que la gestación puede ser un gran momento de aprendizaje del cuerpo y las emociones si así lo deseamos. Conocer el cuerpo, sentirlo, tocarlo, aprender de sus ritmos y cambios en un proceso que está en plena transformación. Animarse a desplegar los miedos, habilitarnos a sentir lo que sea. Todo lo que podamos resolver es previo al nacimiento. El momento de dar a luz no es momento para resolver nada, por el contrario, es el momento de soltar, poner el cuerpo y también dejar que esa vida que está naciendo llegue al mundo como elija llegar. Hay una parte que no depende de nosotrxs. Eso también es un aprendizaje. Esa vida ya viene a enseñarnos a liberar el control y las expectativas de lo que nosotrxs deseamos. Llega con una nueva energía, como unx gran maestrx.
Por eso elijo acompañar el proceso de gestación facilitando todos los recursos que estén a mi alcance, desde el cuerpo, la emoción y el espíritu. Desde el Yoga, la eutonía, la conciencia corporal, la astrología, la comunicación y la información que pueda compartir. Siempre desde lo que esa mujer y familia desee y elija, acompañando su proceso, liberando mis deseos. Intentando juzgar menos y abrazar menos, hablar menos y dejar para ellxs la posibilidad de expresarse. Esa es mi manera de acompañar el proceso de gestación.
Generando una red para sostener en el posparto, apoyando la lactancia materna si así la mujer lo desea, contactándola con otras profesionales que son excelentes en sus tareas como es la puericultura. Y recordándole que acá estamos para acompañar en tribu, para compartir lo vivido y transitar el presente juntxs, para volver a mover el cuerpo con los bebés a través del yoga y la danza, para seguir hablando de tetas y de la crianza. Para habilitarnos las contradicciones que trae la mapaternidad. Para abrazar cuando queremos llorar, para sonreír cuando todo se torna tan bizarro que la única salida es el humor.
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Parque Centenario
