Ejercicio de conexión a la Tierra
La costumbre de agradecer al
cielo muchas veces nos hace olvidarnos que nuestra misión es en esta tierra,
por eso, es importante que cuando hagamos una meditación, transmitamos Reiki,
incluso antes de empezar una clase de Yoga o simplemente cuando nos sintamos
dispersos y fuera de nuestro eje, busquemos conectarnos a la tierra con el propósito
de sentir ese enraizamiento que nos proporciona seguridad y confianza en uno
mismo.
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Cómo conectarnos a la Tierra …
Parados,
con las piernas separadas a la distancia de las caderas, cerramos los ojos y
mediante la respiración atraemos la mayor intensidad posible de nuestra
presencia consciente hacia el centro de la cabeza. Dejamos ir los pensamientos
negativos o perdidos que inhiben este proceso hasta que comencemos a sentirnos
centrado.
Realizamos
un par de exhalaciones profundas, percibiendo hasta qué punto se expande el
cuerpo al respirar, qué zonas se expanden, qué zonas no. A través de la
respiración buscamos expandir conscientemente más partes de tu cuerpo.
Sentí los
pies en la tierra y aprovechá la respiración hasta que tus pies parezcan vivos.
Fijá la
conciencia en el segundo chakra, el chakra sexual (swadishtana), ubicado unos
centímetros por debajo del ombligo (teniendo en cuenta que es solo una
representación ya que los chakras se encuentran en el cuerpo pránico-energético
y no en el cuerpo físico). Visualizá un tubo o cordón espiral de luz de unos 10 a 15 centímetros de
diámetro que se extiende desde el segundo chakra al centro de la tierra,
visualizá cómo se prolonga y llevá la conciencia al centro de la cabeza.
Observá cómo el cordón atraviesa las capas terrestres hasta que llega al centro
del planeta donde se sitúa el núcleo magnético o centro de gravedad. Sentí cómo
y hasta dónde se ancla el cordón de conexión.
Tomate unos
minutos para respirar suavemente sintiendo los cambios en el cuerpo y en la
conciencia: sensaciones corporales, emociones, imágenes... Cualquiera sea la
imagen, pensamiento, sentimiento que te acompañe, no lo juzgues, tal vez
aparezca la razón por la que antes no has conectado con la tierra
conscientemente. Explora tus sentimientos con libertad y curiosidad y si
aparece alguna sensación de malestar o incomodidad, utiliza la respiración para
liberarte de esas emociones o esas zonas molestas. Intentá asumir una actitud
de goce ante tu propia toma de conciencia, sin importar cuán linda o fea sean
las sensaciones. Sentí el alivio que se genera cuando utilizas la respiración
para sanar, drenar, purificar y reenergizarte.
Sentí la
sensación de estar más presente, más real.
Visualiza
un cambio de color en el cordón de conexión. Qué colores aparecen, qué tonos y
texturas. Divertíte. Notá el efecto que produce en vos cada color que aparece.
Explorá todos los colores que se te ocurran. Azules, verdes amarillos,
naranjas, rojos, rosas, violetas, blancos, marrones, plateados, dorados.
Algunos colores te tranquilizarán, otros te harán sentir más fuerte y segura de
vos misma, algunos te harán sentirte más en tu cuerpo, otros tal vez no te
agradarán tanto e incluso desaparecerán con mayor rapidez aunque intentes
mantenerlo conscientemente.
Deja que un
color permanezca, eliminá el primer cordón de conexión dejando que vaya hacia
abajo, hacia la tierra. Visualiza un nuevo cordón del color que elegiste, que
te aparezca y envíalo al centro de la
Tierra con una intención positiva, un propósito. Lentamente
esbozá una leve sonrisa, agradecé y abrí
los ojos.
TAT SAT, hecho está.
TAT SAT, hecho está.
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